Ya no guardo el luto de mis derrotas, ahora llueven las respuestas, como si pudiera entender porque otras cosas no funcionaron.
Dejo caer la cabeza sobre tu pecho y encaja a la primera, sin buscar la postura para el reposo encuentro la comodidad.
Ya no hay nada, sólo tú.
lunes, diciembre 11, 2006
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