MIRADAS DEL MUNDO

A veces suceden acontecimientos que te hacen que tengas que volver a aprender las letras, a leer y a escribir porque la lógica no funciona, Te distraes pensando en otras cosas. Te has convertido en alguien más fuerte, dicen, menos inocente. Y no puedes hacer otra cosa que echarte de menos. Y también te das cuenta que te echan de menos. Hay quien sigue esperando aquella niña que tenía un agujero negro en su bolsillo y que con fragilidad exclamaba a gritos que quería bailar alrededor de la luna

Sin saber qué otra cosa hacer, he sido una cripta. Y aún así, hay momentos en los que vuelvo a ser yo a tu lado. Recordé un trocito de mí que había dejado perdido. Gracias a esas miradas de amor que me das, siento que puedo ir tapando los agujeros negros que andan dispersos por mi ropa, mi cuarto, mi cuerpo. Y no quiero más nostalgia porque no es otra cosa que ese deseo de querer volver atrás, aunque en el pasado no haya nada o lo haya todo, no importa, porque estamos de la mano en este caminar.

Tengo una madeja de brazos y de besos enredada en el corazón que me empeño en deshacer, con cuidado, a base de baños de olvido. Y al poco tiempo vuelve a estar enmarañada. Tengo un nudo de miradas apretándome el recuerdo. Y entre olvidos lo deshago y con nostalgias vuelvo a anudarlo, es cuando me doy cuenta que aún no he sanado.

Tengo unas manos recogiendo mi silencio, y unos labios sedientos de besos. Aquí están las sombras de mi casa, los agujeros intensos, las desviaciones de cada objeto que habla de mí, pliegues escondidos, mi alma en la infinita fuga, destierro perverso de lo que no nombro y acecha en todas y cada una de mis palabras, en la mirada del mundo cuando me huele que paso cerca...