Solo en circustancias extremas descubrimos quienes somos y de que estamos echos.
Como una caja negra de datos. El dolor siempre deja huella en la mirada, en los ojos se percibe el rastro de que existió. Y aguarda silencioso, sin necesitar de palabras para entenderlo, alli donde pocos se atreven a mirar. Dentro. Mas alla de la fina capa que se esconde bajo la piel, mas alla del alma y el corazón. En las entrañas.
Te deshaces, te reconstruyes, te astillas, te agrietas y con tus propias manos te pules, y refinas lo que la vida moldea.
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