DESCALZA POR LA LUNA

Mis pasos errantes me llevan hacía ningún lugar, caminar para no pensar, tratar de ver lo que no existe. No hay posibilidad de vida en esta luna colonizada sin saber como ayer, aún - (¿Fue ayer?) - estaba en otro espacio/tiempo distinto.

La luna, esta luna que habito, no era otra cosa que fantasía para mi vista y sentidos.
Distingo a lo lejos una especie de anomalía que rompe este desierto uniforme, plano y lleno de piedras y arena.

Fuerzo la vista, parece una montaña a medias de formarse pero lo suficientemente crecida y a la vez que me acerco, cada vez más plano de lo creído en la distancia, apreciándose a sus costados muchos cerros de diferente tamaño y altura.

Camino desesperada a su encuentro, renace la esperanza de lo desconocido, creando la posibilidad renovada de algo desechado ya por mi mente: la naturaleza, palabra esta que lleva dentro por si misma, otra más importante y decisiva....VIDA.

Llego hasta su falda y empiezo a subir como escapando de este lugar conocido, buscando la cima con la esperanza de cambio y la desconfianza plena de poder conseguir el milagro de lo imposible.

Corono la cima y cierro los ojos, no quiero mirar, no me atrevo, la curiosidad me mata y los abro, parpadeo una y otra vez, no es verdad, mi corazón late velozmente como queriendo escapar de la cárcel del cuerpo que mora enamorado por lo que le transmiten las sensaciones visuales que le llegan.

Me siento, restrego mis ojos, una invasión de colores toma todo lo que alcanza la vista entre valles y colinas a mis pies.

No es posible que una montaña pueda ser frontera entre dos ecosistemas tan extremos. Gozo de la panorámica y una visión se abre paso entre tanta belleza: Tú, siempre tú, todo empieza y termina en tí, cuando estoy hundida para que me consueles, forzándome a seguir, cuando estoy feliz porque quiero compartirlo con tu sueño.

Crearé, ahora si, un mundo nuevo para ti.
El jardín del Edén, sin serpientes, ni manzanas...
Crearé vida de ti y mi vida...
Crearé con tú ayuda un sueño que se haga realidad...

Con estos pensamientos y los ojos cansados de ver tanta belleza apoyo mi brazo en el suelo, dejo caer en la tierra la mitad del cuerpo que quedaba aún erguido y recogiéndome en posición fetal me duermo prendida una vez más del recuerdo imborrable de esta emoción para siempre...