Todo lo que sentía comienza a pecar de pereza ¿Habra salido liberado el latido de mi pecho? Estar a dieta de ti ha echo que este amor absurdo se adelgace. Echarte de menos empieza a ser solo la letra pequeña de un contrato. Pereza de llamarte, pereza para intentar recuperar las noches de chocolate, pereza simplemente para dar mas pasos, pereza incluso para quedarme quieta.
El sol va y viene, entra por la ventana, lo inhunda todo, luego enciendo la luna como si fuera mi lamparita de noche, recuerdo las risas de un bebe, mi hija que sensación tan mágica tenerla entre mis brazos; bienvenida al mundo pequeña, eso es lo que le dije al oido en voz bajita. Los hay que aun estrenan vida sin miedos con la inocencia como un animalito que tan solo actua por instinto.
Simplemente magia. Roma a la vuelta de la esquina, la esquina que parece ser que esta vez si que se esta quieta, los amores enlatados, el invierno mis pies descalzos, los tuyos en alguna parte.
Mi pelo que ha vuelto a crecer, las cosas que siguen su curso. la vida, el pan con mermelada. La esquina que nunca doblas, yo a la vuelta de esa esquina comiendo nieve, porque para esperar como quien no esta esperando hay que comer algo.
Olvidar, recordarte a veces, el trabajo, las propinas que me deja la vida, la sonrisa de mi rostro, mis pies que salen corriendo a meterse dentro de una lata de atún, que en boca cerrada no entran moscas. Los semaforos en rojo.
La gente que parece que siempre las conoces en una terminal de autobuses, la misma mano que dice adios en el mismo gesto da la bienvenida a otras cosas, lo cíclico supongo y el pie se me ha dormido.
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