A veces me descubro en el asombro de desearte como si no fueras mi marido, de poseerte como se posee al amante ... te descubro bajo el abrigo de tu piel morena, en el compas que como un reloj se ajusta perfectamente al cambio de invierno a verano, a la hora exacta en la que te necesito.
y me descubro en el enfado y en la risa, en el gesto y en la mueca que tú me provocas.
A veces me vuelvo y descubro enamorada, siento mariposas en el vientre y el ombligo... me descubro cuando mientras gira la perilla de la olla express me tomes por la espalda, me hagas girar al compas de un canturreo en mi oido ...
y me descubro en el enfado y en la risa, en el gesto y en la mueca que tú me provocas.
Me descubro en tu caricia y bendición antes de acostarte y en tu aliento cada noche, y tal vez en tu mar porque saber cada día mi pecado me reinventa una vez más.
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