La primavera siempre huele a felicidad. También a playa, y a calor recién estrenado.
A guardarropa nuevo de zara, a cazadora a media tarde, a sandalias sacadas del armario. Huele a lentes de sol y sobre todo a frutas y aguas frescas de temporada.
La primavera huele a sonrisas, cosas nuevas. Y sobre todo a amor.
Le digo a mi hija, que me mira atenta con su biberón.
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