A veces se me antoja fantasear con la idea de algún día comer y comer fresas y quitarme las sandalias para andar por la arena de tu mano.
Se me antoja la idea de querer abandonar todo lo que tengo y marcharme a un lugar remoto, contigo, que es lo único que verdaderamente necesito. Y por eso es el paraiso, porque no me dedico a trabajar, sino a vivir.
A veces se me antoja pensar en helados, o en tardes de invierno frente a la leña, en caldos de pollo, en calcetines de lana, en las flores de mi jardín y en la margarita recien cortada.
A veces se me antoja pensar, que pronto algun día, podré asomarme a la ventana de nuestra casa en un lugar remoto a oler jazmin a leer un libro y arrullar a mi hijo disfrutándolo y viviendo despacio cada una de sus etapas.
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