Ya no hay flores en la ventana, pero poco importa. Se murieron por mi indiferencia, porque me importaban tanto que no quise que se dieran cuenta.
Y ahora ya no hay marcha atrás. Y todo se resiente. Pero en realidad importa poco mi estado de ánimo comparado con la catástrofe que se ha vuelto mi amor propio, cada día me quiero más y me odio menos, y creo que el odio a uno mismo debe seguir existiendo para no acabar estando de acuerdo en todo lo que tu ser interno trate de comunicar.
Si no me odio, no tengo con quien discutir antes de ir a dormir, y asuntos tan simples como un clip rojo que nunca existió, pero mi conciencia aferrada a que sí lo tuve en la mano y que llegué a sacarle filo para cortarme la garganta no existirían.
Muy a menudo me harto de mi misma y el amor por la cara del espejo debe ser revalidado cada día y seguir teniendo el romance con nuestro héroe-yo-mismo, sin llegar a ser uno de aquellos humanos-galletas que van por la vida proclamándose un amor propio que los lleva a seguir atados a su propia indiferencia a los demás.
Sí, de acuerdo, me quiero mucho, pero muy a menudo, me odio, y me propongo cambiar lo que no me gusta y todo aquello que me cause asco en las mañanas.
2 comentarios:
Pus es que el amor propio también debe tener dignidad, o apoco no?
Tiene todos los derechos a decir "basta" o decir "pus vaaa!"
jajaja, en fin, como siempre amiwita coral, es un gusto leerte.
adiu
ahh bueno así cambia todo, pues ahora tendremos que respetar ese amor propio si no nos demanda a la CDH.
amiwi como siempre me sosprendes
0_o
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