Ayer decidiste releer mis historias, ese mundo mágico que tantas veces nos hizo soñar y encontrastes una nota que te escribí el año pasado. Hacía mucho frío y el calor en mi cuarto no era suficiente. Estuve todo el día temblando, de frío y de amor, pero sobre todo de amor.
Durante semanas estuve lanzándote mensajes para que encontraras mis palabras, mis deseos, mis sueños.
Esperaba que lo encontraras en ese frío invierno en el que tantas veces necesité tus brazos. No lo encontrastes, y yo casi lo olvidé.
Lo escribí por cobardía, porque nunca me atreví a decirte, a contarte, a susurrarte al oido... El rechazo lo es menos si no se verbaliza, si sólo me lees. Fíjate que tontería.
Escribiéndote notas escondidas voy dejando el rastro de mi amor a lo largo del tiempo, la memoria no me servirá de excusa para defenderme si es que algún día lo necesito.
Te vi encontrar el papel y leerlo. Te vi guardarlo. Has decidido no decirme nada. Hacer como que no ha ocurrido... ¿Me esperan otros 100 años de soledad? ¿He de seguir mi terapia de desnudo entre cada letra de mis cartas?
Me sigue faltando valor. Y más aún cuando compruebo que no conseguí reacción en ti. ¿Habrás encontrado las demás? ¿Serás un coleccionista de cartas secretas y yo te sirvo para ampliar tu colección?
Cuando encuentres esta que ahora escribo, y rebusques entre las páginas las memorias de Coral, no la guardes para ti.
Deja que esta sea la última de tu colección y empieza a coleccionar olvidos...
Durante semanas estuve lanzándote mensajes para que encontraras mis palabras, mis deseos, mis sueños.
Esperaba que lo encontraras en ese frío invierno en el que tantas veces necesité tus brazos. No lo encontrastes, y yo casi lo olvidé.
Lo escribí por cobardía, porque nunca me atreví a decirte, a contarte, a susurrarte al oido... El rechazo lo es menos si no se verbaliza, si sólo me lees. Fíjate que tontería.
Escribiéndote notas escondidas voy dejando el rastro de mi amor a lo largo del tiempo, la memoria no me servirá de excusa para defenderme si es que algún día lo necesito.
Te vi encontrar el papel y leerlo. Te vi guardarlo. Has decidido no decirme nada. Hacer como que no ha ocurrido... ¿Me esperan otros 100 años de soledad? ¿He de seguir mi terapia de desnudo entre cada letra de mis cartas?
Me sigue faltando valor. Y más aún cuando compruebo que no conseguí reacción en ti. ¿Habrás encontrado las demás? ¿Serás un coleccionista de cartas secretas y yo te sirvo para ampliar tu colección?
Cuando encuentres esta que ahora escribo, y rebusques entre las páginas las memorias de Coral, no la guardes para ti.
Deja que esta sea la última de tu colección y empieza a coleccionar olvidos...
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