sábado, abril 21, 2007

VOLVER A LA MÚSICA


Me duele mi cabeza. Me pasa a menudo cuando me trago las lágrimas, las reprimo y entonces se van evaporando poco a poco hasta llegar al cerebro y crear charquitos de angustia.

Se me está encharcando la mente. Pero, de hecho, no es algo fácil de percibir. Cuando una gota se suma a otra gota de manera constante pero pausada es fácil que te pase inadvertido.

Un día te notas con el agua hasta el cuello y la verdad es que no sabes muy bien cómo ha podido llegar hasta ahí.

Desde esta tarde noto una punzada tras punzada en mi cabeza. Tus palabras se me evaporan de manera especial, no lo puedo remediar.

Supongo que es porque te quiero, porque te quiero mucho. Y aunque sé que tú también me quieres soy consciente que muy pronto tendremos que dejar nuestra habitación de hotel y encima pagaremos la cuenta. Pero yo me muerdo la lengua por dentro porque tú eres la única persona a la que realmente deseo ver, con la que realmente me apetece estar.

Y me duele la cabeza y necesito obscuridad y silencio. A veces las cosas pasan demasiado deprisa como los centrifugados de las lavadoras.

Dicen que una persona puede definirse por cómo supera los contratiempos; pues yo me siento que no soy del todo. Que me quedo a medias. Y tengo ganas de verte. No sé qué significa pero me apetece.

En cambio, hay gente a la que no me apetece nada ver, hay historias en las que no me apetece volver a entrar y sillas en las que no voy a volverme a sentar.

Siento que todo este ruido a nuestro alrededor no me deja espacio para ti. Lo único que deseo es huir de este ruido y volver a la música, a nuestra música, aquella que suele sonar cuando me miras. La música siempre viene para unirnos de nuevo. Mañana bailaremos juntos para drenar emociones, ya lo verás.

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