"Hola, Amor.
No da tiempo a que pueda enviarte esta carta, porque ahora mismo voy a buscarte al aeropuerto, aunque ahora no lo sepas y creas que tendré trabajo, que he de ver a mi director, que he de llevarle las correcciones. Me encantará ver tu sonrisa mientras ladeas la cabecita y me regañas con poca fe, justo antes de darme el cielo al pasar tus brazos por mi espalda.
Seguramente esta será la segunda sorpresa, cuando deslice este sobre y lo meta justo en tu cartera, y no lo descubras hasta que entres a casa y yo ya me haya alejado por la avenida a concluír mi trabajo, sin tráfico a estas horas, disfrutando de la música, los paisajes y el eco de tu perfume en el asiento.
Tan sólo quiero decirte algo, algo que me ha acompañado en esta semana que me ha faltado amanecer pegada a tu nuca.
No te he echado de menos, porque te llevo conmigo, porque estoy a tu alrededor como un fantasma amable, porque es en mi pecho donde se queja con voz grave el agua cada vez que la vida agita tu cántaro, allá donde estés.
Pero he extrañado terriblemente la sensación esa, cada vez que me miras un segundo antes de decirme algo, me ha faltado como el aire ese vértigo que me zarandea cada vez que te quedas mirando mis labios por un instante, justo antes de besarme. Los poros de mi piel están felices porque vuelves pronto, para llenarlos de ti.
Esta noche eres mío, serás mi plato de postre acabado y yo tu niña golosa y hambrienta. No me digas que es de mala educación lamer los platos, porque contigo pierdo la compostura, la vergüenza y el sentido.
Que descanses y hasta la noche cielo..."
No da tiempo a que pueda enviarte esta carta, porque ahora mismo voy a buscarte al aeropuerto, aunque ahora no lo sepas y creas que tendré trabajo, que he de ver a mi director, que he de llevarle las correcciones. Me encantará ver tu sonrisa mientras ladeas la cabecita y me regañas con poca fe, justo antes de darme el cielo al pasar tus brazos por mi espalda.
Seguramente esta será la segunda sorpresa, cuando deslice este sobre y lo meta justo en tu cartera, y no lo descubras hasta que entres a casa y yo ya me haya alejado por la avenida a concluír mi trabajo, sin tráfico a estas horas, disfrutando de la música, los paisajes y el eco de tu perfume en el asiento.
Tan sólo quiero decirte algo, algo que me ha acompañado en esta semana que me ha faltado amanecer pegada a tu nuca.
No te he echado de menos, porque te llevo conmigo, porque estoy a tu alrededor como un fantasma amable, porque es en mi pecho donde se queja con voz grave el agua cada vez que la vida agita tu cántaro, allá donde estés.
Pero he extrañado terriblemente la sensación esa, cada vez que me miras un segundo antes de decirme algo, me ha faltado como el aire ese vértigo que me zarandea cada vez que te quedas mirando mis labios por un instante, justo antes de besarme. Los poros de mi piel están felices porque vuelves pronto, para llenarlos de ti.
Esta noche eres mío, serás mi plato de postre acabado y yo tu niña golosa y hambrienta. No me digas que es de mala educación lamer los platos, porque contigo pierdo la compostura, la vergüenza y el sentido.
Que descanses y hasta la noche cielo..."
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