Todo era cuestión de perspectiva. “Hacia adelante”, le gritaban “Tira hacia adelante”. Pero ¿dónde está ese “adelante”? No sabía hacia dónde tenía que dirigirse. Continuaba su camino cantando hacia afuera, como siempre, llorando hacia adentro. Su vida era agradable comparándola con otras, pero era escasa frente a sus expectativas.
Resultaba difícil Identificar qué era arriba, qué era abajo, qué estaba bien, qué estaba mal… Sólo estaba allí sin el equipaje que exigen todas las absurdas circunstancias. Se excusó anticipadamente por los grandes y los pequeños errores, por la bella tontería, por la cuerda voluntad de su timidez, esa enorme losa que cargaba desde siempre.
Por eso cuenta que cruzó el camino y callará, como siempre, para que nadie se ría, para que nadie cuestione, para que nadie sepa lo sola que se sentía.
Voy a quedarme a oscuras un segundo para reinventar aquel instante.
Resultaba difícil Identificar qué era arriba, qué era abajo, qué estaba bien, qué estaba mal… Sólo estaba allí sin el equipaje que exigen todas las absurdas circunstancias. Se excusó anticipadamente por los grandes y los pequeños errores, por la bella tontería, por la cuerda voluntad de su timidez, esa enorme losa que cargaba desde siempre.
Por eso cuenta que cruzó el camino y callará, como siempre, para que nadie se ría, para que nadie cuestione, para que nadie sepa lo sola que se sentía.
Voy a quedarme a oscuras un segundo para reinventar aquel instante.
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