Para ser sincera, un torbellino de pensamientos contradictorios giraba por mi cabeza. Pero me quede callada. No sabía ni qué contestarme a mí misma, como para intentar verbalizar algo coherente y adecuado… ¿adecuado? Siempre pendiente de no dar un paso en falso, de no enseñar más de lo necesario.
Permanecí tumbada, escuchando esa música que me ponía tan y tan triste. Me gustaba sentirme desgarrada por dentro. Y seguía distante, agigantada, loca, con el recuerdo de mi olvido dentro, pesándome en el alma mi naufragio, hundiéndomee, en un espeso mar de cielos grises. Nada. Que no se puede decir nada.
Quería decir que eso, que lo otro, que a veces sucede que el mundo se complica, se amarga, y ya no sirve nada. Ni hablar de soledad, de insomnio, de locura, ni lamentar a voces el corazón de rana que uno tiene en el pecho. No se puede decir nada ni tanto. Llevaba días pensando en qué decir, en cómo decirlo pero siempre llegaba al mismo sitio. No se puede decir nada ni tanto. Así que me quede callada.
Permanecí tumbada, escuchando esa música que me ponía tan y tan triste. Me gustaba sentirme desgarrada por dentro. Y seguía distante, agigantada, loca, con el recuerdo de mi olvido dentro, pesándome en el alma mi naufragio, hundiéndomee, en un espeso mar de cielos grises. Nada. Que no se puede decir nada.
Quería decir que eso, que lo otro, que a veces sucede que el mundo se complica, se amarga, y ya no sirve nada. Ni hablar de soledad, de insomnio, de locura, ni lamentar a voces el corazón de rana que uno tiene en el pecho. No se puede decir nada ni tanto. Llevaba días pensando en qué decir, en cómo decirlo pero siempre llegaba al mismo sitio. No se puede decir nada ni tanto. Así que me quede callada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario