La cama esta revuelta, abro los ojos y no sé porque miro debajo de la almohada, encuentro un pedazo de corazón, un recuerdo.
El día en que me regalaste una canción, aquellos días en los que aún no había miedos, al recordar abrí el cajón de mis recuerdos, la volví a escuchar, y ahí estaba, he sonreido, al menos tengo un buen motivo para este día.
He guardado el pedazo de corazón en mi bolsillo para recomponerlo cada vez que recoja un pedazo, y me quedado un ratito escuchándola... no; no lo soñe, porque tengo en mis manos aquel día en esta canción como rosa seca.
El día en que me regalaste una canción, aquellos días en los que aún no había miedos, al recordar abrí el cajón de mis recuerdos, la volví a escuchar, y ahí estaba, he sonreido, al menos tengo un buen motivo para este día.
He guardado el pedazo de corazón en mi bolsillo para recomponerlo cada vez que recoja un pedazo, y me quedado un ratito escuchándola... no; no lo soñe, porque tengo en mis manos aquel día en esta canción como rosa seca.
2 comentarios:
Recuerdos y recuerdos que a veces nos parecen sueños, pero no lo son, los vamos almacenando en ese baúl del corazón.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
esas moelodías se quedan en la cama, sin dar vueltas, regladas; saben donde llegar.
Saludos mi querida amiga.
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