Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, una mirada, de la presencia de un verdadero amigo o una palabra de cariño.
Mendigos que sienten vergüenza de admitir que aunque tienen todo, viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños.
Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero amor o encontrar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar.
Mendigos que temen volver a amar, porque ya bastante han sufrido han sido traicionados y heridos, tienen miedo…
Les cuesta aceptar la necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados.
El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad; fue la herencia que a todos sus hijos por igual Dios ha dejado...
Pero aún así son demasiados los corazones rotos; que aunque por fuera se ven elegantes y bien vestidos; realmente en su interior están destrozados…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario