Aquí, en mi corazón tan sólo encuentro los restos de un naufragio, momentos acumulados, cubiertos con una sabana blanca, como si fuera la escena de un crímen sin resolver.
Paseo mi dedo por el estante y encuentro pedazos e instantes que no recuerdo ya, como si la mente se hubiera llenado de polvo, como si por fin ha aceptado la oferta del olvido y le estuviera tirando a la basura en cajas de cartón todos tus recuerdos y aquellos días a contra rembolso, con un matasellos que deja leer en letras rojas no reciclable.
No, no estoy, ahora en esta estancia hace mucho deje de estarlo, sólo queda el eco de lo que un día fuimos y no fué nada especial, ahora ni tan sólo quedan los restos de un naufragio, los recuerdos se consumieron sin que nadie tuviera la culpa.
Tal vez una deja de regar la flor cuando todos los días se le rocia con la mejor agua y con la mejor tierra y esta aun así se marchita hasta morir, del mismo modo en que una flor silvestre se aferra a vivir con la ayuda del sol y la lluvia, sin darse cuenta.
Olvide mientras olvidaba cerrar la puerta, y alguien pasa, no dice nada, su mirada recorre la estancia vacía y luego, luego se sienta a mi lado, en eso aparece, si aparece el juez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario