Asustada echó a correr, pero cuando buscó la salida, había desaparecido, lo único que había a su alrededor, eran flores y una cascada. Asustada y triste, se sentó en una roca y se puso a llorar, de repente, sintió que alguien se sentaba a su lado y cuando levantó la mirada para ver quién era, se llevó la sorpresa más grande de su vida, era un muchacho con ojos cristalinos y claros como la miel, con la sonrisa más tierna que se haya visto, quien al verla llorar le dijo:
- ¿Quién eres tú?, ¿De dónde vienes?
- Soy la princesa del reino y creo que estoy perdida- dijo la princesa
- Claro, ¿Y por qué lloras? Sé que no es porque te has perdido, ¿Qué haces tan lejos de casa?- le preguntó el muchacho.
- ¿Tan lejos?- dijo ella- si apenas me alejé unos cuantos metros.
- Te equivocas, este mundo está muy lejos del reino y dudo mucho que buscando una salida puedas regresar.
- ¿Cómo dices? No entiendo, ¿Dónde estoy?
- Estás en el mundo mágico de tu corazón, y aquí no existe salida, solamente sales cuando ya no quieres estar aquí.
- Pero... ¿Y el jardín? ¿Y el rosal?
- Son señales que precisamente he puesto en tu camino para que pudieras llegar hasta aquí.
- ¿Tú no eres real? ¿También eres producto de mi fantasía?
- No princesa, yo soy real y también vengo aquí cuando quiero escapar de mi realidad, hace mucho tiempo que esperaba por ti y sabía que algún día vendrías.
- ¿Yo? ¿Porqué entras tú al mundo mágico de mi corazón y no del tuyo?
- En realidad, soy la persona que siempre piensa en ti, aunque tu no lo sepas, soy quien ora y quien pide por tu felicidad aunque no me hayas conocido antes, y de verdad existo, vivo en un lugar muy lejano al tuyo, pero soy real. Por ahora, solo puedo encontrar esta manera para estar cerca de ti, pero un día encontraremos juntos la clave para reunirnos en el mundo de allá afuera.
- ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? ¿Por qué estamos aquí?
- Soy un muchacho común y corriente, como los que conociste antes de conocer al príncipe, mi nombre no importa, solo llámame como tú quieras, en realidad, basta con que pienses en mí y yo estaré ahí, y estamos aquí porque necesitaba que salieras de el mundo que te pone tan triste y así recordarte como sonreías y como soñabas antes de todo. Estoy aquí para enseñarte que los sueños sí se cumplen y que no existen barreras ni límites cuando sueñas con el corazón, que si cierras los ojos e idealizas tu felicidad, siempre que lo desees desde el fondo de tu ser, todo se hará realidad.
- ¿Cómo sabes tú que antes de conocer al principe era así? ¿Me conociste?
- No precisamente, en realidad, siempre he estado cerca de ti, porque siempre te he estado pensando, pero dime una cosa princesa: ¿Te gustaría tener un sueño profundo e infinito en donde pueda llevarte a recordar lo que ya conoces y a conocer lo que siempre has soñado? Te prometo que nunca más volverás a sentir tristeza ni culpa por las cosas que te suceden.
- Pero, ¿y mi familia?
- Ellos estarán bien, te lo prometo.
- Entonces quiero ir contigo, necesito sacar de mi corazón todo lo que me está lastimando, todas las veces que me he equivocado y mis frustraciones, mi rebeldía, la impotencia, la soledad, lo que ahora siento...
- Entonces pequeña mía, cierra los ojos y confía en mí, que ahora dejarás de sentir y comenzarás a soñar...
Entonces ella cerró los ojos y entró en un profundo sueño.
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