A veces vengo aquí, a la estación de mi vida y me siento a recordar a los trenes que subí, los mismos que me trajeron de nuevo a la misma estación. Entonces de nuevo sentada hago memoria porque volví, como quien regresa cansada de un viaje.
Miro otros trenes; gente que sube y que baja, gente que saca la mano por la ventanilla para despedir etapas; he visto tanta gente partir, los pasillos llenos de pies apresurados que toman el tren justo cuando las puertas se están cerrando; se sientan, se acomodan y me miran por la ventanilla. Yo tomo mi cuaderno y les escribo, como quien manda una postal sin timbre.
Luego la estación se queda vacía, en silencio, me miro como cuando era una niña los pies y no me llegaban al suelo.
Miro otros trenes; gente que sube y que baja, gente que saca la mano por la ventanilla para despedir etapas; he visto tanta gente partir, los pasillos llenos de pies apresurados que toman el tren justo cuando las puertas se están cerrando; se sientan, se acomodan y me miran por la ventanilla. Yo tomo mi cuaderno y les escribo, como quien manda una postal sin timbre.
Luego la estación se queda vacía, en silencio, me miro como cuando era una niña los pies y no me llegaban al suelo.
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