Como el ave que suelta a su pequeño, para que se estrelle o vuele. He desperdiciado demasiadas vidas, aún me queda una; la mía.
Ahora ya llevo escrito en los ojos la marca de quien estuvo en el mundo de los muertos. No quiero quedarme aquí.
Libre, ligera, sin miedo.
Cuando llegue a mi meta, me sentare frente al mar, bajo las estrellas y le contaré a mi pequeño historias sobre ti.
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