
En la ilusión de la almohada, a cien mil kilometros de distancia, escuchando el tic-tac, tic-tac del tiempo para tu llegada en febrero.
Ahora entiendo que nada es más bello, más hermoso, que besar unos ojitos de esperanza, rozar con mil besos tus mejillitas cuando llores, sentir 3 veces más dolor de tu dolor, elevarse y llegar tan cerca del cielo, que casi se puede contemplar a Dios.
Pequeña que irremediablemente creceras y tendrá a la cabecera de la cama el insomnio. ¿Qué serás mañana? misionera, poeta loca, idealista o una soñadora que tira del atrapa sueños para cazar luceros, tendrás para el futuro mil caminos y a pesar de tener sus mismos ojos, su misma risa y su creencia en Dios, al llegar la plenitud de tu vida, tus padres espirituales ruegan a Dios no conozcas del dolor.
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