Quizás yo empecé a cambiar. Pudo ser un buen momento para dejar de analizar tanto las cosas. Es posible que me dejé llevar por mi lado soñador flote y flote, así dejé de una vez por todas de preocuparme.
No estoy segura, pero creo que es él el que ha cambiado. Puede ser que me equivoque, pero lo cierto es que detesto en lo que se ha convertido, esa especie de psicópata obsesivo que me persigue y me acosa.
Cuando estoy distraída él me observa. Y cuando cierro los ojos se acerca a mi y me roba un beso, puede que esté besando mi espalda y yo tan distraída con su silencio que no lo siento.
No ha dejado de mirar aquel punto. Sé que si le hablo no va a escucharme. Tal vez si me meto en la cuenca de sus ojos logre entrar en su mundo y arranque uno de los pétalos de ese sentimiento que guarda.
Sé que sigue teniendo ése sentimiento tierno. Tal vez si me acerco a su aliento, pueda capturar uno de sus sueños y si miro profundamente en sus ojos a lo mejor logre despertar una de esas voces que quedaron dormidas con el tiempo.
Se han apagado las luces, ya lo veo desde aquí, se ha levantado, ahora se deja llevar por el sueño y cierra sus ojos.
Voy a mirarlo de nuevo para vivir de su respiro, vivir su mundo, internarme en sus ojos y arrancarle cada uno de los pétalos; pero así en silencio.
