jueves, noviembre 02, 2006

CALAVERAS MEXICANAS

Cuando Sergio estaba herido

de amor por esos rincones

a las puertas de Zamora.

llamaba la gran pelada.

Vino a llevarse al poeta

que murió de amor sin pausa,

no le quiso dar más tiempo

de enamorarse a sus anchas.

Los trajes que le tenía

no eran de nívea factura,

porque sabía la doña

al señor que recibía.

Y se llevó al buen poeta

tomado de los cabellos

a someterle a suplicio

allá en los hondos infiernos.

Mientras gritaba el fulano

sumergido en el averno:

¡Que venga la charra a salvarme

de estos suplicios eternos!

¡Que urgente Dalila

venga corriendo a la casa

y con suavidad de seda

me traiga un vasito de agua!

El pobre Sergio cansado

de gritar sin tener juicio,

quemado el cuero y los pelos

se quedó muy quietecito.

La pelada se consuela

sabiendo que el pobrecito

no durará muchos días

sin escribirle sus versos.

La calaverita muy tranquila

se solaza de alegría

porque Sergio le ha creado

hoy su foro de poesía.


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