miércoles, noviembre 22, 2006

LUCIERNAGA

A veces me he resistido a salir del mundo, cualquier cosa puede pasar, puedo aspirar a tus besos y abrazos, que el cielo abra sus nubes a mi anhelo, y me conceda el sempiterno, la oportunidad de conocer el paraiso en tus ojitos bellos, me conquistes felizmente con tus miradas, sonrisas y tu dulce llanto.

Conquistarás lo que nadie pudo en años, la historia de una soledad, entre bromas y tragedias abonada por la esperanza, tal vez lejana, tal vez mía, incansablemente ruego por tu mirada, por tenerte entre mis brazos, por obtener las respuestas del paraiso eterno en tus bellos ojos en un corazón humano, por saber si bajarás del cielo en una luz para traer sonrisas de felicidad, etonces besaré tus pies con ternura.

Sin más por recordar, sin más por obtener, solo es cosa de esperar, ese dulce cariño que me hará más felíz, lo mismo alimenta la esperanza, que desangrará mi corazón, cuando llegue la sombra de la enfermedad o te tropieces en este mundo tan malvado, piénsame yo iré a tu lado, siempre lista para ayudarte a cada paso.

El saber que existes cariño, me hace resistir el sueño de la muerte perversa, que me besa esperando que le sonría de nuevo, que me enamore de sus pálidas manos, de su sonrisa fría y tiesa, y que termine siendo ave-de-mal-agüero, como lo fuí antes, pero como podría desaprovechar el llamado del cielo en esos ojos que son mi salvación divina, mi amor color océano, mi cariño en una mirada, el calor del sol sin intermediarios, la alegría de una sonrisa pura y tierna, y la ternura de salvarme para tí mi vida.

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